El uso de extensiones en los navegadores para bloquear anuncios está en aumento. Son sencillas de instalar y proporcionan la experiencia de navegación sin anuncios que muchos usuarios están deseando. Hay extensiones de Adblock Plus, uno de los bloqueadores más populares, para escritorio, smartphone o tablet; y para los navegadores más populares, como Chrome, Firefox, Safari o Explorer. En la página oficial de Adblock Plus aseguran que hay más de 100 millones de dispositivos en el mundo con su extensión instalada, pero los estudios de PageFair, una empresa especializada en el tema del bloqueo de anuncios, elevan la cifra de bloqueadores de anuncios hasta los 600 millones, más de 300 de ellos dispositivos móviles.
La popularización creciente de estos bloqueadores de anuncios supone un reto para los anunciantes y también para los sitios web que basan buena parte de sus ingresos en los miles o millones de visitas que pasan por sus páginas teóricamente expuestas a los anuncios, como es el caso de los medios de comunicación o muchos blogs. La consultora Juniper Research estima que el uso de los bloqueadores supondrá unas pérdidas de ingresos para los anunciantes de 27.000 millones de dólares en ingresos en 2020 (aproximadamente un 10% del total de publicidad online en el mercado).
Cómo funcionan los bloqueadores de anuncios
Los usuarios se instalan una extensión gratuita para su navegador y a partir de ese momento dejan de ver publicidad. El programa se puede configurar para no permitir ningún tipo de publicidad o aceptar únicamente aquella considerada no intrusiva. Como se ve en la imagen siguiente, además del beneficio de evitar publicidad molesta, los bloqueadores de anuncios tienen otras ventajas, como la carga más rápida de las páginas y el ahorro en los datos en caso de estar navegando sin wifi.
Según los datos de algunos programas bloqueadores de anuncios, la mayor parte de usuarios sí quiere ver anuncios, pero siempre que no sean intrusivos y molestos. Ese es el motivo de que en Adblock Plus por defecto exista una whitelist a la que pueden optar todos aquellos anunciantes que se comprometan a utilizar formatos de publicidad no intrusivos.
Qué pueden hacer los anunciantes
Una reacción posible ante el fenómeno creciente de los adblocks es la que han adoptado algunos de los medios con más audiencia, y, por tanto, más perjudicados por este tema. Se trata de detectar los navegadores que tienen instalada esta extensión y solicitarles que incluyan el sitio en su filtro de whitelisting (cada usuario puede personalizar los sitios de los que quiere ver publicidad y los sitios en los que no quiere).
Incluso algunos medios, como Forbes, tienen una página en la que detallan cómo hacerlo y como beneficio por acceder a ello proporcionan una experiencia en el sitio con menos publicidad que la habitual.
El problema es que no parece una solución sostenible en el tiempo. Muchos usuarios no acceden a ello y simplemente abandonan el sitio. Por eso, otra opción es la que hemos mencionado anteriormente: cumplir con los requisitos de formatos y ubicaciones publicitarias de los bloqueadores de anuncios y aparecer por defecto en la whitelist, lo que minimiza mucho el problema.
Lo que está ocurriendo con la publicidad no es distinto a lo que ocurre con el resto de Internet: democratización del acceso a la información, facilidad en las comunicaciones, el poder en manos de los consumidores... De hecho, el perfil de los usuarios que tienen bloqueadores de anuncios está cambiando: de hombres jóvenes y expertos en el uso de tecnologías a un perfil mucho más variado que cada vez incluye más tipos de personas que, sencillamente, quieren una experiencia publicitaria de mayor calidad, con mensajes más relevantes y personalizados según sus gustos, o que directamente no quieren ningún tipo de publicidad.
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