Diseñar para niños es un reto complicado, porque a la mayor parte de los adultos se nos olvida cómo razonan, procesan la información, se enfrentan a los retos, juegan y se divierten los niños.
La forma en que hacemos todo esto cambia con el paso de la niñez a la adolescencia y aún más en la edad adulta, y enfocar un trabajo para el público infantil pasa por poder entender cómo reaccionan los niños ante lo que se les ofrece. Esto pasa en todos los sectores, y también en el caso del diseño web.
Cuando se trata de diseñar un entorno web para niños, la mejor recomendación es hacerlo desde cero.
Intentar adaptar un sitio web pensado para adultos para que guste a los niños es una receta para el fracaso; es mejor liberarse de ataduras, salir de la zona de confort y enfocar el proyecto con otros ojos. De todas formas, que los diseñadores web deban salirse de sus guidelines habituales en proyectos pensados para público adulto no significa que no existan una serie de guías ya probadas por expertos que nos puedan servir para evitar cometer errores.
Grupos de edad distintos, diseño distinto
Los niños no son un público: son muchos y muy distintos, en función de su edad. No es lo mismo un niño de 5 años que uno de 12.
En su libro Design for Kids, Debra Gelman identifica 4 grupos en los niños de hasta 12 años de edad, y facilita guías sobre cómo diseñar para ellos en función de la etapa de desarrollo en que se encuentran. En resumen:
- Niños de 2 a 4 años: están experimentando el mundo por primera vez, todo es nuevo; si algo se mueve, ¡mola! En el diseño para ellos deberían reforzarse todos aquellos elementos con los que se pueda interactuar.
- Niños de 4 a 6 años: se desarrolla el ego y la necesidad de comunicarse. En el diseño debemos fomentar la creatividad y la autoexpresión, así como dar feedback positivo de forma inmediata cuando corresponde.
- Niños de 7 a 9 años: empiezan a entender símbolos y significados, aunque de forma simple. En nuestros diseños podemos expresar una serie de normas claras y hacer uso de la gamificación para recoger recompensas.
- Niños de 10 a 12 años: en esta edad empiezan a razonar de forma más parecida a los adultos; tiene sentido el uso de ayudas contextuales, especialmente en caso de error, y notificaciones que reafirman el trabajo bien hecho cuando hay cumplimiento del objetivo marcado.
Obviamente la lista anterior muestra únicamente algunas de las diferencias más notables entre estos grupos de edad, lo que no oculta la dificultad de diseñar para cada uno de estos grupos; pero nos sirven de ejemplo para entender que la aproximación no puede ser la misma.
De hecho, es importante tener en mente estos grupos de edad en todo lo relacionado con el diseño: color, tipografía, texto (¡los más pequeños no reconocen palabras!), animaciones, vídeos...
Privacidad: la protección de datos en el caso de los niños
En 2018 la UE reformó la normativa sobre protección de datos, con el objetivo de que las personas tengamos más control sobre nuestros datos personales. En el caso de los menores, no debemos olvidar, precisamente, que son menores. Sus datos cuentan con protección adicional, porque los menores son menos conscientes de los riesgos y consecuencias que implica compartir datos y tienen un menor conocimiento de sus derechos. Según la nueva normativa de la UE, toda información expresamente dirigida a menores deberá estar adaptada para ser fácilmente accesible, utilizando un lenguaje claro y sencillo.
En la mayoría de los servicios online se requiere el consentimiento de los padres o tutores para tratar los datos personales de los menores, basándose en el consentimiento hasta una determinada edad. La edad límite para obtener el consentimiento parental varía entre 13 y 16 años, en función de la edad que establezca cada Estado miembro de la UE. Los controles para comprobar que los padres han dado su autorización deben ser eficaces, por ejemplo mediante un mensaje enviado a una dirección de correo electrónico del padre o de la madre.
En conclusión, diseñar para niños implica que los diseñadores deben salir de sus directrices habituales para adaptarse a las peculiaridades del público al que se dirigen. Un público que a esas edades necesita, sobre todo, entretenerse, jugar y formarse. También es importante entender que aunque el diseño debe estar fundamentalmente orientado a los niños, en muchos casos será también preciso diseñar para los padres, que les estarán acompañando en el proceso.
Y un último consejo: ¿verdad que cuando una web es lenta nos impacientamos y pasamos a otra cosa? Recuerda que en el caso de los niños la impaciencia es mayor y el pasar a otra cosa se produce mucho antes.